Opentor
conocimiento es poder

1000 claves de éxito en el mundo de la empresa


Portada
Información editorial
Índice de contenidos
Prólogo / Introducción
Índice alfabético
Contraportada

ÍNDICE COMPLETO

Micro índice:

100 Claves básicas

100 Claves básicas para salir de la crisis

1. Los empresarios

Personalidad y carácter
Tipos de empresarios
Vida y familia
Jubilación

2. Las empresas

La gestión
Las ventas
Negociaciones
Fusiones y adquisiciones
Crisis y reestructuraciones

3. Universidades

Universidades con plena facultas

4. El factor humano

Clientes
Proveedores
Empleados
Directivos
Socios y accionistas
Integración empresarial

5. El selectivo reflex 35

Anécdotas empresariales

La importancia de saber decidir


990. LA IMPORTANCIA DE SABER DECIDIR

En otro tiempo, me veía a menudo con un empresario italiano, propietario de una gran Empresa del sector de la distribución de productos deportivos. Solía invitarme con mi familia a su casa, un antiguo palacete del siglo pasado a las afueras de Milán. Fue un hombre que me transmitió el gran valor de la reflexión.

Le conocí cuando fui a comprar material para venderlo en mi tienda. Le hice un gran pedido, con pago al contado, para acogerme a todos los descuentos. Sin embargo, me aconsejó que no lo formalizase, ya que un pedido de esas características para el mercado español estaba mal confeccionado y de seguro almacenaría mercancía sin vender por mucho tiempo. Me pidió que me quedase un par de días y juntos reflexionaríamos sobre el pedido. Finalmente me llevé un cincuenta por ciento de la mercancía y fue un acierto. Siempre le estuve muy agradecido y de aquí nació una sincera amistad.

Una vez me llamó para decirme que estaría por Valencia una semana y le gustaría verme. Acudí, contento de encontrarme de nuevo con él y nos vimos en un restaurante de la playa del Saler, por supuesto con una paella de testigo.

Me comentó que tenía que tomar una decisión importante. Tenía encima de la mesa la oferta de ungrupo americano para comprar su Empresa. A sus sesenta años no se veía jubilado todavía y, además, sus hijos ya estaban trabajando en la Empresa. Los americanos querían introducirse en el mercado europeo a través de esta adquisición y la oferta era muy buena, pero tenía miedo a equivocarse por no haber reflexionado lo suficiente. Se sentía atrapado por un cepo y apenas podía dormir.

Me pidió consejo y me sentí desorientado ante la importancia de la situación y el hecho de tener que dar mi opinión a un empresario curtido y con mucha más experiencia que yo. Se lo expresé así pero, a pesar de mis recelos, él insistió en conocer que pensaba al respecto. Le sentí tan preocupado que me aventuré a hablar, buscando cómo aliviarle en algo. Más o menos le dije:

»No puedo decirte qué debes o no hacer porque desconozco puntos de suma importancia y mi opinión no tiene mucho valor sin esa información. Lo que sí me atrevería a aconsejarte es que intentes entresacar la respuesta del total de tu conducta y del resultado de tus actos a lo largo de tu trayectoria empresarial y no del momento que estás viviendo.

»Piensa, y esto te dará el sosiego que necesitas para decidir, que si hasta ahora has tenido éxito en tus proyectos es porque siempre has tomado precauciones en todo y consideras que esta práctica es importante. Cualquier pormenor lo has analizado minuciosamente.

»Conoces que el hábito de la reflexión te ha dado la ocasión de encontrar las respuestas cuando las has necesitado. Por todo esto, no debes temer las consecuencias de la decisión que adoptes.

Pretendí transmitirle lo que él me transmitió a mí en su momento: el valor de la reflexión.

Posteriormente, me alegró mucho conocer que mi opinión sobre su personalidad había sido importante para él. Consiguió relajarse y le dio la seguridad necesaria para decidir, que fue no vender.