Micro índice:
3) El «empleado-Serio»: está sometido a un voluntario tormento antes de presentar su trabajo al jefe, de modificarlo muchas veces, suprimiendo, añadiendo, aclarando, rehaciendo, incluso a veces guar-dándolo en un cajón para sacarlo al cabo del tiempo a ver qué efecto le hace y vuelve a rectificarlo antes de darlo, si no le gusta como ha quedado. Se expresa con mesura y doctamente, con el fin de que nadie pueda hacerle ningún reproche pensando que éste es el camino de alcanzar un ascenso. La recompensa de recibir la aprobación de sus jefes y unos cuantos más le cuesta muchos desvelos, mermas en el sueño, preocupaciones y cuidados que alteran su salud, cayendo con frecuencia en una vejez anticipada, sin contar con los sufrimientos de las rivalidades y envidias que su perfeccionismo suscita. Su estado de ánimo no le permite progresar demasiado por su cuenta. Hay que tenerlo siempre cerca de las decisiones importantes y recompensarle, ya que le compensa dejarse la vida por buscar la aprobación de sus actos, por lo que, normalmente, no deja cabo suelto en su trabajo.
4) El «empleado-Extravagante»: este empleado realiza todo lo que le viene a la mente y lo comenta sin la menor sospecha de que aquello pueda ser una sandez. Desde el primer momento piensa que es genial y no le importa que le desdeñen unos cuantos ya que, en compensación, cree que el resto suele aclamarle. En cualquier lugar que se halle, se le nota. Es un charlatán y no vacila en atreverse a hablar, se ríe de todo y discute con cualquiera porque su exceso de locuacidad le hace imprudente. Aunque no sepa sobre un tema, ello no es obstáculo para que se atreva a decir que lo sabe casi todo. Tiene un concepto abstracto de la Empresa y no ve la piedra en la que puede tropezar pero, como es extremadamente sutil, progresa con cierta facilidad. El balance con él suele ser más negativo que positivo, aunque muchas veces sus jefes no lo ven, porque les impregna de su falsa genialidad. No interesan porque no aportan nada ni ayudan a crecer a otros. Por el contrario, hacen perder el tiempo a cualquiera que les escucha.
5) El «empleado-Copión»: tiene una gran dedicación a dar como propio lo ajeno, sobre todo si viene de un puesto inferior. Aunque más tarde o más temprano se descubra su superchería, sabe que disfrutará algún tiempo de la alabanza de su jefe producto del trabajo de otro. A pesar de que lo único inventado por él es, si acaso, el título del informe, expone el plagio extasiado como si fuera la cosa más importante del mundo. Subsiste a costa de copiar y explotar el talento de los demás y esto lo sabe hacer muy bien. No vale para la Empresa. Hay que reconocer a los que le hacen el trabajo y promocionarles.
6) El «empleado-Discreto»: suele ser el que más se burla y se divierte con los actos de los demás. Se apoya en otros compañeros también discretos y juntos intentan eclipsar al jefe para conseguir los ascensos. Su estrategia suele ser dividir a la Empresa en dos bandos. Uno, ellos; y, el otro, algunos fingidos adversarios que les contradigan, para que la contienda adquiera notoriedad frente a la dirección de la Empresa. Luego arreglan la contienda haciendo creer a los jefes que son los salvadores de la polémica y con ello se ganan su confianza. Progresan despacio pero suelen llegar a los puestos más altos. Tienen más ambición de poder que de dinero, por lo que aportan grandes beneficios al progreso de la Compañía. Interesa tenerles muy mezclados en vez de juntos.
Como conclusión, fue una buena experiencia conocer la biodiversidad de empleados que forman una Empresa, tanto por los que acepté desde una primera entrevista, como por los que luego analicé desde unos parámetros un tanto particulares y que no aconsejo siga ningún director de Recursos Humanos.
Sin embargo, estos a mí siempre me han servido para saber cuáles son los empleados más comunes, con el fin de intentar situarles en los puestos más adecuados.