Micro índice:
246. ASÍ SÍ. ASÍ NO
Cuando un empresario quiere ayudar a un hijo a tomar las riendas del negocio, debe distinguir muy bien entre lo que agrada a su hijo y lo que le conviene.
247. EDUCAR PARA DIRIGIR
El empresario que quiere que su hijo dirija la Empresa en el futuro tiene que hacerle comprender que vivir con belleza y gastar no son una misma cosa. Debe educarle para vivir y no para ganar y gastar .
248. CON CARIÑO Y APLOMO
En la Empresa familiar es difícil decirle que no a un hijo que pretende sucedernos y que no vale para ese puesto. Será más rentable y próspero para la Empresa doblarle el sueldo y situarle en un área de menos responsabilidad.
249. EL REPARTO DE LA TARTA
Cuando el empresario muere sin dejar solucionada su sucesión, suele haber un reparto egoísta de la herencia y cada cual va por su lado. El espíritu de lucha sucede al espíritu de organización; el odio del uno contra el otro supera a la benevolencia del fundador para con todos. Faltando él, falta el alma de la Empresa y esto puede llev ar a que se falsifiquen los procedimientos, se envilezcan los productos, se mate la confianza de los proveedores, disminuyan los pedidos, se reduzca la plantilla, se cierren los negocios y venga la quiebra.
250. HEREDEROS DE PIEDRA
Los bienes inmuebles que se heredan de los padres suelen ser fruto de toda su vida de trabajo. No los metamos en el negocio que, muchas veces, no es el fruto de una vida de trabajo. Si decidimos venderlos, que sea para adquirir nuevos bienes inmuebles y no para vivir mejor. Quizá sea bueno hacer algunas demoliciones en pro de nuevas construcciones.
251. ERRORES CON HIJOS
El empresario que sitúa al frente del negocio a un hijo sin la adecuada experiencia comete un error que le costará su credibilidad y probablemente su hacienda.
No desheredes el trabajo de toda una vida.
252. DESESTIMA EL PUESTO DE DIRECTOR «HIJOCUTIVO»
Cuando el hijo de un empresario no quiere estudiar y pide a su padre un empleo en la Empresa, es mejor ofrecerle el mono que el traje de chaqueta. El mono va acompañado de destornillador, martillo y realidad. Con el traje de chaqueta al joven no le cambia la vida. Como mucho, incorpora una corbata y un maletín. Con esta fantasía, lo más probable es que cometa el error de creer que es un ejecutivo de prestigio y que puede suplir, en un corto espacio de tiempo, la tarea de su padre.