Micro índice:
667. EL JUEGO DE LA BOLSA
Al empresario, a veces, le ofrecen un nuevo proyecto. Con un convencimiento equivocado, lo acepta, invierte dinero y comete un error. Pierde su dinero y además pone en peligro la continuidad de la Empresa de la que vive. Ha tenido buena fe y, tal vez, no debe culparse pues se ha equivocado porque tiene el derecho de la posesión. Sin embargo, debe meditar que su error no puede imputarse sólo a la fatalidad de las cosas y a la mala suerte. En estas tempestades suele haber mucha dosis de irresponsabilidad.
668. BLANQUEAR LA EMPRESA A TRAVÉS DE LOS «ENANITOS»
Muchas veces hemos conocido, con sorpresa, que grandes Compañías multinacionales con más de un siglo de existencia caen en la bancarrota, de la noche a la mañana, porque sus gestores se han convertido en ladrones. Estos falsos ejecutivos deshonran la profesión y también la legitimidad de una vieja Empresa que tantas décadas ha estado sometida al derecho hereditario. Normalmente, ellos terminan en manos de la justicia y, curiosamente, la Compañía, aún en la quiebra, sobrevive. Estas multinacionales siempre han remolcado a infinidad de pequeñas Empresas, por lo que en ese momento de carestía los proveedores las remolcan. A pesar de la crisis y el desfalco, los planes de viabilidad son pacientemente estudiados por economistas y auditores que tratan de recomponer la Empresa para que suministre de nuevo la felicidad, que no es otra que el trabajo y el capital para pagar los sueldos. Sus empleados que, por el inminente cierre, hormigueaban coléricos y agitados, con el único fin de mantener su empleo, dejan a un lado la cuestión de los derechos y trabajan sin desperdiciar un minuto dando el máximo valor a las cuestiones materiales. Cuando una de estas viejas y grandes multinacionales sufre tal ataque entre el pasado y el porvenir, casi siempre resiste y sale de los números rojos no por accidente sino por necesidad. Sobrevive porque alimenta demasiadas bocas y por ello debe existir.
669. UN EJERCICIO DE INTROSPECCIÓN
Para reestructurar bien una Empresa, antes hay que reestructurarse uno mismo y aceptar que la reestructuración probablemente sea causa de la propia mala estructuración; amedrentrarse por haber tenido que llegar a ella y buscar la fórmula de no tener que volver a «aguar la fiesta» a tus empleados y proveedores.
Un empresario honesto no necesita memoria, pues no tiene que mentir.
670. LA VERDAD BIEN EMPLEADA
Las situaciones de crisis y poco consumo del mercado afectan terriblemente al pequeño comerciante con pocos recursos. La caja diaria baja, los empleados pasean por la tienda con las manos a la espalda y en la puerta de entrada siempre hay uno apostado, mirando aburrido al horizonte en busca del cliente que no entra. El comerciante observa el comercio y le parece mucho más lleno de existencias aunque tenga el stock habitual. El futuro se vuelve negro y, todos lo nuevos proyectos decaen. El empresario se da cuenta de que sólo con una política de reducción de gastos podrá mantener el negocio. Es mejor contar la verdad a los empleados para hacerles entender que sólo así se podrá continuar.
Las desavenencias suelen ir precedidas de varias advertencias.
671. TRAJE DE CAMUFLAJE
En los momentos de crisis hay que huir con dignidad de los tiburones que saquean las Empresas y pasar desapercibido.