Los Mayas

Las tierras altas y la costa del Pacífico

Sponsors

En sentido inverso al flujo de migrantes hacia el floreciente Petén —según vimos en el capítulo anterior—, los primeros años del Clásico fueron muy difíciles de sobrellevar en las tierras altas y la costa del Pacífico, a causa de catástrofes naturales y despoblamiento, aunados a otros factores menos entendidos, que en su conjunto acabarían por provocar un vacío de poder en torno a esta región y a la zona costera del Pacífico. Esta circunstancia parece haber sido aprovechada por la gran metrópolis mexicana de Teotihuacán. No satisfecha con su notoria expansión a través de Oaxaca y Veracruz, Teotihuacán miraba ahora intensamente hacia el área maya, atraída quizá por la promesa de controlar la producción y el comercio de cotizados bienes, como el cacao de la costa del Pacífico, la jadeíta del Motagua y la obsidiana de El Chayal, valiéndose para ello de alianzas —y otros mecanismos de control más impositivos— sobre centros regionales importantes, como Kaminaljuyú y Escuintla.

En el altiplano guatemalteco, donde hoy se yergue la moderna ciudad de Guatemala, rodeada de los volcanes de Agua y de Fuego, tuvo su sede Kaminaljuyú, la antigua capital de una región relativamente amplia de las tierras altas. El gran auge que gozó Kaminaljuyú durante el Preclásico sólo es comparable con su abrupta caída hacia el año 100. Sin embargo, durante el Clásico medio —a fines del siglo IV— tendría un notorio resurgimiento, el cual muchos atribuyen al influjo que recibió tras la llegada de contingentes procedentes de Teotihuacán. Trabajos arqueológicos han detectado allí la presencia de grandes cantidades de fragmentos cerámicos de la llamada fase Esperanza, cuyas similitudes con la vajilla teotihuacana resultan aún más notorias que en el caso de Uaxactún. Esta cerámica aparece asociada además con estructuras de arquitectura talud-tablero, fuertemente reminiscentes de las teotihuacanas. Kaminaljuyú quizá podría tener el mayor número de estructuras tipo talud-tablero de todos los sitios clásicos mayas. Además, los rellenos arquitectónicos dentro de muros y plataformas —tanto en Teotihuacán como en Kaminaljuyú— están formados por porosas rocas volcánicas, llamadas tepetate. Existen también al menos dos complejos residenciales de tipo teotihuacano en Kaminaljuyú, que sugieren incluso que pudieron vivir allí élites foráneas. Análisis modernos de isótopos de oxígeno practicados a esqueletos encontrados en Kaminaljuyú revelan que al menos un individuo tuvo orígenes teotihuacanos. Otros más pudieron proceder del Petén central, incluso de Tikal. Muchos de los artefactos encontrados en tumbas parecen haber sido importados directamente de Teotihuacán.

Durante la transición entre el Preclásico tardío y el Clásico temprano, se han detectado evidencias claras de la influencia de Teotihuacán en el área maya en la zona costera del Pacífico sur, en torno a la moderna ciudad de Escuintla. Abundan allí artefactos fabricados con piedra volcánica translúcida (obsidiana) de color verdoso, extraída de las minas de Pachuca, cuya explotación estuvo entonces bajo control de Teotihuacán. También han aparecido allí utensilios culinarios de cerámica Anaranjado Fino. Ambos bienes fueron muy cotizados en diversas regiones de Mesoamérica ávidas de imitar los gustos y tendencias —léanse «modas»— de las élites de Teotihuacán, entonces en boga.

¿Cómo pudo ejercer Teotihuacán su influencia en regiones tan distantes como Escuintla y Kaminaljuyú? Como hemos visto, resulta claro que previo a su llegada Teotihuacán fue haciéndose del control de rutas o «corredores» en torno a las costas del golfo de México, del Pacífico y la zona del istmo de Tehuantepec —que conecta las dos primeras— a fin de controlar el tránsito del comercio a larga distancia, así como la explotación de los abundantes recursos naturales y materias primas a través de vastas regiones. De ello dan fe los patrones similares descubiertos en abundantes «enclaves» o puestos de avanzada con características muy afines a Teotihuacán, aunque muy distantes entre sí, como el sitio de Montana en la región central de Escuintla, quince kilómetros al norte de la costa del Pacífico; Monte Albán, en los valles de Oaxaca —que parece haber caído bajo control del México central durante buena parte del Clásico temprano— o bien el sitio de El Embarcadero, en la Costa Grande de Guerrero, donde han sido encontrados más de seis mil fragmentos de cerámica de indudable estilo teotihuacano.

Así, después de este recorrido por las grandes ciudades del Clásico temprano, hemos observado una constante que impregnó la historia maya de la época: el contacto con Teotihuacán, verdadero hilo conductor de nuestro relato. Encontramos variaciones sobre el mismo tema una y otra vez, desde el occidente de las tierras bajas hasta el corazón del Petén, el valle del Motagua, el norte de Yucatán, la costa del Caribe y las tierras altas de Guatemala. Sin duda las relaciones entabladas por Teotihuacán con el mundo maya —o viceversa— no se caracterizaron por su igualdad. Después de todo ¿quién podría igualar el poderío de esta megalópolis? Aunque ello no impidió que hubiese intercambios en ambos sentidos, mutuamente benéficos o mutuamente perjudiciales, según el caso. Recordemos que grandes cantidades de cerámica maya fueron encontradas en el barrio de los mercaderes de Teotihuacán, y también había un «barrio maya» allí. Inclusive se han encontrado textos jeroglíficos escritos por escribanos mayas. El hecho de que élites mayas vivieron allí queda claro al reparar en los infortunados personajes que fueron víctimas de multitudinarios sacrificios practicados en la Pirámide de la Luna, identificados como tales por el arqueólogo japonés Saburo Sugiyama. Como quiera que haya sido, con excepción de la conquista española, no conocemos en toda la historia maya otro hito que los haya marcado tan profundamente como el advenimiento del nuevo orden impuesto por Teotihuacán, tras el cual su mundo no volvería a ser el mismo. Aunque nunca con la misma intensidad del siglo IV, estos sucesos jamás serían olvidados y se convertirían en un motivo subyacente dentro de su historia posterior, que habremos de abordar enseguida.

↑ Ir al inicio

↑ Ir al inicio

Sus. Suscríbete

Recibe cada semana el boletín con los últimos artículos y lecturas disponibles.