Los Mayas

El ascenso de la dinastía de la serpiente

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Tras su gran victoria, los reyes de Kaanu’ul comenzaron a enseñorearse del Petén, y muy pronto expandirían su influencia hacia otras regiones. En contraste, Tikal descendió a los abismos de la desolación, hasta el punto en que la actividad constructiva parece haber cesado casi por completo durante esta «edad oscura».

Tradicionalmente, se pensaba que Testigo del Cielo gobernaba entonces desde Calakmul —la megalópolis de las densas selvas de Campeche— pero hemos hablado ya de los descubrimientos de los últimos años, que nos permiten establecer —por un lado— que Calakmul era gobernado entonces por una dinastía distinta: los enigmáticos señores-murciélago, uno de cuyos gobernantes, llamado Chan Yopaat, dedica monumentos allí desde el año 411 —valiéndose para ello del título Kalo’mte’, que denota, como hemos visto, la máxima jerarquía—. De acuerdo con los últimos hallazgos de Nikolai Grube, el linaje de Murciélago pudo haber tenido su capital principal no en Calakmul, sino en el sitio de Uxul, unos treinta y dos kilómetros al sur, desde donde le sería relativamente fácil controlar Calakmul y otros sitios de la región donde también aparece su característico glifo emblema.

Por el otro lado, parece posible ya ubicar la sede de la dinastía de la serpiente para este momento en alguno de los sitios de un área ubicada a más de ciento dieciséis kilómetros al oriente de Calakmul, cuyos palacios habrían sido la residencia de algunos de los más grandes reyes de la serpiente del Clásico temprano, como Yuhkno’m Ch’e’n I, Yax Yopaat, K’altuun Hix y Yuhkno’m Uhut Chan (Testigo del Cielo). El hecho de que este último aparezca mencionado en conexión con monumentos y grandes escalinatas jeroglíficas en sitios de Quintana Roo —como Dzibanché, El Resbalón y Polbox— hizo pensar a muchos que la sede de la dinastía de la serpiente debió haber estado en algún punto de esta región oriental, cercana a las costas del Caribe. Anteriormente, hemos visto cómo su tumba, aunada a un punzón de hueso, podría haber sido descubierta ya en Dzibanché por el arqueólogo Enrique Nalda y su equipo. Probablemente nuevas exploraciones en el colosal sitio de Ichkabal — semiengullido aún por la espesa selva— nos reserven todavía grandes sorpresas al respecto.

Parece claro que la embestida del ejército de Testigo del Cielo sobre Tikal redujo a la otrora gran capital del Petén central a tinieblas. Sin embargo, ¿qué sabemos del líder que derrotó a Tikal? Bastante poco en realidad: parece haber sido descendiente directo del anterior rey de serpiente, K’altuun Hix. En el 561 Testigo del Cielo instala al gobernante local del sitio de Los Alacranes, en el sureste de Campeche. Tan sólo un año más tarde lograría efectuar la gran proeza que ahora nos ocupa: la derrota deTikal. También es mencionado en el sitio de Yoko’op, no muy lejos de la zona en que debió estar su capital. La última noticia que tenemos sobre él durante su tiempo de vida proviene de Caracol, en el 572, aunque existen algunas menciones póstumas, como podríamos esperar de un dinasta de su importancia.

Un pequeño espejo de pizarra en forma de disco descubierto en este mismo lugar nos narra cómo un año después, en 573, detentaba ya el trono otro gobernante de Kaanu’ul, llamado Yax Yopaat (apodado «Primer Lanzador de Hacha»), quien celebra el final de período de 9.7.0.0.0 (7 de diciembre de 573). No es mucho más lo que sabemos de este gobernante, salvo que debió permanecer en el poder por espacio de unos seis años, antes de ser sucedido en 579 por «Serpiente Enrollada», quien sin duda mantuvo los vínculos iniciados con Caracol por su antecesor Testigo del Cielo, ya que poco antes de 583 supervisa algún evento efectuado por el rey aliado Yajawte’ K’inich II, según quedó consignado en la Estela 4 de Caracol. Serpiente Enrollada debe su fama también a ser el verdadero artífice de las dos derrotas inflingidas a la ciudad occidental de Palenque, en Chiapas, según veremos en el siguiente capítulo. También parece posible que Serpiente Enrollada haya sido el padre del célebre Yuhkno’m el Grande. En cambio, existen motivos para dudar de que este gobernante haya sido responsable de cambiar la sede de la dinastía Kaanu’ul, desde la región de Dzibanché hacia Calakmul, pues no existe ningún monumento suyo en este último sitio que apoye tal idea.

Mientras tales desarrollos tenían lugar en Calakmul, los textos de su aliado Caracol-Uxwitza’ registran en el 584 la «llegada» de una joven de dieciocho años, referida como Batz’ Ek’ —probablemente una princesa más de Kaanu’ul, enviada para afianzar su control sobre Caracol— a fin de convertirse en la segunda esposa del veterano rey Yajawte’ K’inich II, quien tras sobrevivir la ira de Tikal y cobrar su venganza con altos réditos, deseaba ahora tener un hijo que fuera un digno heredero al trono, lo que conseguiría en 588 con el nacimiento de K’an II —por cuyas venas pudo haber fluído sangre real de Kaanu’ul, que habría heredado de su madre Batz’ Ek’—. De inmediato, Yajawte’ K’inich confiere a su vástago gran prominencia, especialmente durante la celebración del final de período de 9.8.0.0.0 (24 de agosto de 593). Esta misma fecha es celebrada simultáneamente por el rey de Kaanu’ul, Serpiente Enrollada, en una localidad no identificada, cuyo nombre no se corresponde en absoluto con los de Uxte’tuun-Chihknaahb’, brindando con ello ulteriores argumentos para dudar de que la sede de Kaanu’ul haya estado ya en Calakmul. Resulta más probable seguir ubicándola aún en su región nuclear de Dzibanché-Polbox y El Resbalón.

Como quiera que haya sido, para 599 Yajawte’ K’inich parece haber muerto, no sin antes transferir todos sus poderes a su hijo K’an II, cuya entronización se verifica en Caracol-Uxwitza’ ese mismo año, bajo la vigilante supervisión de su poderoso patrón, Serpiente Enrollada, quien ese mismo año emprendería el primero de sus ataques a la capital occidental de Palenque-Lakamha’, manteniéndose todavía un k’atun más en el poder, suficiente para propinar una segunda derrota —aún más devastadora— a Palenque en 611, sucesos ambos que valdrá la pena examinar en el siguiente apartado.

Así, para 619 había un nuevo rey de serpiente, llamado Yuhkno’m Ti’ Chan (‘El que sacude la boca del cielo’). Es claro que para entonces la dinastía Kaanu’ul mantenía aún el control de Caracol, pues el gobernante local K’an II es mencionado como subordinado del primero, aunque el reinado de Yuhkno’m Ti’ Chan sería breve, pues tan sólo tres años después, en 622, ascendería al trono de Kaanu’ul Tajo’m Uk’ab’ K’ahk’, a quien no es posible conectar todavía con los monumentos erigidos en Calakmul tan sólo un año después. Sin embargo, algunos textos de Caracol comisionados por K’an II mencionan su entronización, así como la recepción de un obsequio enviado para él por el rey de serpiente en persona, sin duda un recurso diplomático para mantener vigente la alianza previa, justo en el momento en que Kaanu’ul y Caracol-Uxwitza’ se aprestaban para emprender una nueva campaña militar, encaminada a allegarse el control definitivo del voluble sitio de Naranjo-Wakab’nal.

Soplaban entonces vientos de cambio en el Petén central, pues con la muerte de Serpiente Enrollada y de su antiguo aliado Aj Wosal en Naranjo, la influencia de la dinastía de la serpiente en la región parece haber colapsado. Ya antes debió ser severamente cuestionada por diversas élites locales. Mientras tanto, el gobierno enemigo de Tikal estaba en manos de Muwaan Jo’l B’ahlam, y en 625 nace uno de sus hijos, a quien después conoceríamos como el famoso B’ajlaj Chan K’awiil, el futuro rey de Dos Pilas. Como síntoma de extrema inestabilidad política, en 626 estallaron dos batallas entre Naranjo y su vecino de Caracol, que resultarían desastrosas para el primero de estos sitios. Merced al formidable apoyo de la dinastía de la serpiente, K’an II de Caracol inflingió sendas derrotas a su adversario de Naranjo-Wakab’nal — ciudad previamente sometida a Kaanu’ul, aunque ahora en rebeldía—. El nuevo rey de Naranjo, K’uhxaj Sak Chuwen, era un renegado que se había deslindado claramente de las alianzas previas de su linaje, entabladas por Aj Wosal. Así, el orden duramente ganado por los reyes serpiente de antaño en la región se perdía rápidamente. Era preciso que sus descendientes tomaran medidas drásticas para evitar un mayor deterioro de sus intereses. Tajo’m Uk’ab’ K’ahk’ lo intentó, pero careció de tiempo: moriría poco después, en 630. Un año más tarde, asciende el siguiente rey serpiente de Kaanu’ul, al que conocemos por el sobrenombre de Yuhkno’m ‘Cabeza’. El flamante rey serpiente no tardaría en poner manos a la obra. Le bastó un fulminante ataque de «guerra-estrella» para recuperar el control de Naranjo-Wakab’nal en 631, y el gobierno del insurrecto gobernante K’uhxaj Sak Chuwen llegó a su fin. Esta aventura bélica quedó consignada en los magníficos escalones jeroglíficos de una escalinata producida en Caracol en 642, por órdenes de K’an II, que sería luego llevada como trofeo de guerra a Naranjo-Wakab’nal, a manera de botín, tras una victoria posterior de este último sitio.

Algo de trascendencia monumental debió haber ocurrido entonces en la historia de la dinastía de la serpiente, pues la misma escalinata jeroglífica de Caracol (descubierta en Naranjo) menciona por primera vez a Yuhkno’m ‘Cabeza’ como un rey de serpiente basado en Uxte’tuun-Chihknaahb’, es decir, en la megalópolis de Calakmul, ubicada en el corazón de las densas selvas de Campeche —hoy reserva natural protegida de la biósfera mexicana, donde posiblemente este soberano celebró ya el final de período 9.10.0.0.0 (633 d. C.)—. Así, por razones que eluden aún nuestro conocimiento, la dinastía de la serpiente trasladó su capital en algún momento del gobierno de este rey —o quizá de sus inmediatos antecesores—desde la región de Quintana Roo en torno a Dzibanché e Ichkabal, ciento diecisiete kilómetros al oeste, hasta Calakmul. Entre las probables causas, sólo podemos intuir la necesidad de encontrar una localidad geográficamente más ventajosa para el fortalecimiento de sus intereses, amén de una mejor plataforma para las nuevas conquistas hegemónicas que pronto habría de emprender.

¿Acaso fueron necesarias grandes batallas para que la dinastía de la serpiente lograra hacerse del control de la antigua Calakmul-Uxte’tuun? A la luz de la poca información con que contamos, tal vez este no haya sido el caso, pues para el momento de la llegada de Kaanu’ul allí —en tiempos de Yuhkno’m ‘Cabeza’— Calakmul no aparece en el registro arqueológico como un centro particularmente activo. Por el contrario, parecía haber visto sus mayores épocas de gloria siglos atrás, durante el Clásico temprano, inclusive durante el Preclásico. Aunque ello no significa que esta gran ciudad haya estado precisamente vacante. Quizá parte de la respuesta yazca no muy lejos de allí, en otra metrópolis de considerable envergadura, llamada Uxul, donde los estudios de la Universidad de Bonn nos revelan que un nuevo gobernante hegemónico del linaje del murciélago —poseedor del título de kalo’mte’— comenzaba a desarrollar grandes proyectos constructivos, al tiempo que plasmaba su nombre —desafortunadamente ilegible por la erosión— en enormes monumentos pétreos, así como el de su probable esposa, la señora Yajaw K’ahk’ (‘Vasalla del Fuego’). Posiblemente para entonces, Calakmul sólo revestía una importancia secundaria para estos poderosos y poco entendidos reyes murciélago, ya que parecen haber estado más enfocados en controlar otros centros, ubicados más al sur, como el cercano Naachtún —cerca de la actual frontera entre México y Guatemala—. Allí, un gobernante local efectuó algún tipo de evento bajo la supervisión —o ante la presencia— de otro rey perteneciente a este enigmático linaje, aunque los detalles nos resultan hoy ininteligibles.

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